Nuevas
fronteras en la igualdad de oportunidades 2.0: Educar en la comunicación
igualitaria. Lalín (Pontevedra) 17 a 20 de julio de 2012.
Blogs con
fundamento. Rosa Sanchis.
Las protagonistas de la película Blog
(Elena Trapé, 2010) son un grupo de siete adolescentes que deciden quedarse
embarazadas al mismo tiempo. Está rodada cómo si fuera un documental que ellas
mismas realizan para que quede constancia de su “pacto”. Se van turnando para
filmarse, en el instituto o en la calle, y también se graban en casa con la cámara
del ordenador. Tanto esta película, como una miniserie que pasó Telecinco
llamada “El pacto”, están basadas en un hecho real que ocurrió en 2008
en Gloucester, una ciudad de Massachusetts. Allí, 17 menores de 16 años
decidieron quedarse embarazadas. Y
como el embarazo adolescente siempre hace saltar las alarmas (de hecho, casi es
lo único que las activa), el debate sobre la anticoncepción y la educación
sexual volvió a las aulas. El equipo médico del instituto dimitió porque no
se le permitía distribuir la postcoital sin consentimiento familiar. Y el
inspector del centro declaró que "la maternidad da estatus a estas niñas
/…/ les da la impresión de ser adultas e independientes, les da la oportunidad
de ser queridas sin condiciones".
Todo el mundo reconoce que la educación
sexual es necesaria ¡¡especialmente para la gente joven, pues las personas
adultas, de esto, ya sabemos!! (¡Es ironía!). Pero poca gente se atreve porque
es un tema que incomoda. No hemos recibido formación y es difícil enseñar lo
que no nos han enseñado. Pero hay otras razones que explican también esta
incomodidad.
En primer lugar el miedo: a las
posibles denuncias de las familias, al alumnado, a hacer el ridículo en clase,
a no saber responder, a las preguntas que nos puedan hacer sobre nuestra
intimidad... En segundo lugar, la creencia de que la sexualidad es un tema
privado y la escuela solo debe enseñar para la vida pública. Finalmente, un par
de mitos: que la educación fomenta la promiscuidad y si les enseñamos muy
pronto, se animarán, pues ¡ya sabemos cómo tienen las hormonas! y que la
naturaleza es sabia y la sexualidad se aprende sola (¡Eso se nace sabido!).
Estos temores,
mitos y creencias (y algunos más) provocan que no se eduque o que, cuando lo
hacemos, sea desde el peligro (pensando en los embarazos y las infecciones),
nunca en positivo y nunca desde el placer (y menos con las chicas).
Contra los miedos, existen dos remedios infalibles: estudiar mucho (es decir, la formación)
y entrar en el aula no solo para enseñar sino también para aprender. Entre la
formación, también están los productos audiovisuales que tienen como
protagonistas a los y las adolescentes, como la película que acabamos de
comentar.
En esta escena, las
chicas tienen la
vana ilusión de aprender mirando una porno. Están preocupadas por si
no les cabe y es de agradecer que la directora no insista en el dolor (o el
sangrado) de la primera vez. ¡Fijémonos cómo, en general, sólo se habla de los
sufrimientos de las chicas, y no de los miedos de los chicos! Y desde luego, la
primera vez sólo es la heterosexual.
¿Por
qué quieren quedarse embarazadas? ¿Es una interpretación del inspector o
realmente buscan estatus, independencia, parecer maduras, que las quieran? Elena
Trapé comentó que una de las cosas que más le llamó la atención fue que una de
las chicas dijera que quería tener a alguien que la quisiera para siempre.
¿Habría
evitado estos embarazos una charla sobre anticonceptivos e infecciones de
transmisión sexual? La respuesta es no. ¿Son los embarazos o las
infecciones los únicos objetivos de la educación sexual? Tampoco. ¿Cómo es una educación
sexual que sirva? Debería tener perspectiva de género (o de géneros) y
desmontar la educación rosa y la educación azul.