13 de març 2023

14 anys


El blog Karícies ha fet 14 anys d’existència aquest febrer de 2023 i, si fora una persona, diríem que està en plena adolescència.

La psicoanalista Susana Brignoni explica que en aquesta etapa de la vida la gent jove sent una mena d’omnipotència en la qual sembla que tot és possible. També pot ser vista com un temps de recerca i d’investigació en el qual han de fer un treball subjectiu molt important per a trobar respostes.

Sense dubte, l’adolescència s’associa a crisi, i en una crisi, les coses que estaven ordenades d’una manera, de sobte es desordenen, es fragmenten o es trenquen, de manera que els elements que teníem abans per a organitzar la nostra vida ja no serveixen. Brignoni ens explica que podem parlar de diverses crisis durant l’adolescència:

  • Crisi del llenguatge. La pregunta que podria definir aquesta crisi seria: Com explique què em passa? A les persones adolescents els costa trobar les paraules per a nombrar el que els ocorre, ja que no serveixen les que usaven en el món infantil. De vegades es tracta d’una època de molta creativitat on poden crear i expressar-se a través de la poesia, de la música, del dibuix, de la roba...
  • Crisi de la identitat. La pregunta clau és: Qui soc? Ja no són les criatures d’abans i, a més, rebutgen que algú supose que el que estan manifestant té a veure amb la infantesa.
  • Crisi del desig. La pregunta és: I ara, què vull? Per un costat volen coses noves que no volien quan eren criatures. Per l’altre, quan encara volen coses infantils, tracten que no es note. A més, per primera vegada hi ha un desig que ve del cos, la sexualitat, i hi ha el “permís” per a viure-la. Durant l’adolescència el cos crema i aquest fet és inquietant i complex de viure perquè els models patriarcals marquen camins tradicionals, els iguals suposen una gran pressió i les persones adultes no saben com acompanyar.
  • Crisi del temps. En l’adolescència el temps comença a córrer i han de començar a prendre decisions que els afectaran en un futur incert. Per això, sovint realitzen maniobres evitatives intentant postposar les eleccions. A més, estan en un moment en què no han pogut encara construir molts records, ja que, per a tindre una dimensió real del temps, s’ha de connectar el passat, el present i el futur, i en l’adolescència hi ha un etern present. Quan la gent jove es veu forçada a triar, es poden veure inhibicions i bloquejos per a evitar confrontar-se amb una elecció que els porta cap a un futur incert. La pregunta clau és: Què passara?

Davant d’aquestes crisis, han de fer, com s’ha dit abans, un treball subjectiu molt difícil que es pot comparar amb el el dol: un dol pel cos i per la identitat infantil, pel vincle amb la família... Les personetes adolescents estan abocades a treballar al voltant d’aquestes pèrdues i necessiten persones adultes que sàpiguen que es necessita temps per a passar per tots els estadis del dol.

El blog Karícies també està passant un dol. Fa dos anys que no s’alimenta d’alumnes perquè estic treballant a la UEO d’Igualtat i Diversitat (i no de docent). A més, tot i les invitacions fetes al professorat d’altres centres perquè l’utilitzen en les seues classes, poca gent s’anima de fer servir les quasi set-centes entrades del blog o a interactuar amb els més d’onze mil comentaris del meu alumnat. Es tracta d’una nova etapa on encara estic pensant què és o no apropiat publicar.

Així que ací estem, celebrant aniversaris amb menys públic del que m’agradaria; contenta, però, d’haver acompanyat tanta jove en un espai de reflexió a través del qual he aprés moltíssim.

No sé què serà de Karícies, però de moment ací està. Per molts anys! 

11 de febr. 2023

Una mirada coeducativa y diversa sobre el WC

Carlos tiene 7 añitos y la salida de su uretra no se produce como en la mayoría de sus compas de clase, por el glande, sino por la base de su pene, por lo que mea sentado. Lo que pasa es que en el cole le da vergüenza hacerlo y se aguanta hasta que no puede más.

Andrea es una nena con pene y evita ir al baño por si algún compañero se mete con ella.

Anaís tiene 10 años y ya le ha bajado la regla. Aún no se aclara mucho con las compresas; un día se manchó porque se le movió y algunos niños de clase se burlaron de ella. Los lavabos son mixtos y cuando tiene la regla siempre busca estar sola o pide salir cuando todo el mundo está en clase porque pasa mucha vergüenza y no quiere que la vean deshacerse de la compresa.

Estas son algunas de las situaciones que nos motivan a pensar en los baños, aunque seguro que hay muchas más. Por eso, he traducido este artículo que escribí en catalán hace unos meses, invitando a reflexionar sobre este espacio. Allá vamos.

La mayoría de personas no nos paramos a pensar sobre los lavabos y, cuando lo hacemos, descubrimos la complejidad que se esconde detrás de estos espacios segregados. La investigadora y especialista argentina en estudios de género, Josefina Cicconetti[i], nos invita a reflexionar sobre los lavabos haciéndonos varias preguntas: ¿Qué esperas de un baño? ¿En algún momento de tu vida has tenido una experiencia incómoda? ¿Te han dicho alguna vez que estabas en el baño equivocado? ¿Piensas en tu sexo, identidad de género o expresión antes de entrar al baño? ¿Evitas ir al lavabo fuera de casa?

La gente suele responder que de un lavabo espera: pulcritud, seguridad, tranquilidad, intimidad, que disponga de todo lo necesario (papel, agua, jabón...), etc. En cuanto a las experiencias incómodas, éstas son de diverso tipo, desde aquellas que hacen referencia a la falta de limpieza y seguridad (el cerrojo no funciona, no hay papel, no va la cadena...), hasta las situaciones que tienen que ver con la interacción con otras personas: acoso, agresión sexual, recriminaciones por parte otras personas de estar en el baño equivocado, ser descubiertxs teniendo sexo, etc.

Estas situaciones incómodas nos dan pistas para pensar que no solo las personas con una expresión de género no normativa o trans sufren en los lavabos, sino que las incomodidades afectan a todo el mundo. Por ejemplo, en los lavabos pueden pasarlo mal los hombres que tienen criaturas y no pueden limpiar a sus bebés porque los cambiadores están generalmente en los lavabos marcados como femeninos. O pueden tener dificultados las mujeres con hijos varones prepúberes que, cuando entran con ellos a los lavabos de mujeres, a veces son recriminadas por otras e instadas a que los niños vayan a solas al baño de hombres. Y lo mismo podemos decir de los padres con hijas pequeñas, que se tienen que separar de ellas. O de personas que deben acompañar a sus mayores de distinto género con problemas, tal vez, de movilidad.

Las incomodidades no se quedan aquí, puesto que no todo el mundo se siente cómodo usando los lavabos fuera de su casa. Y los motivos, además del miedo, pueden ser la falta de limpieza o la dificultad de compartir con otras personas un hecho tan íntimo como la micción o la defecación. No hay duda de que muchas personas jóvenes trans, con intersexualidades y también agénero o no binarias se sienten incómodas o poco seguras teniendo que ir a los lavabos segregados, y algunas de ellas pasan la mañana en los centros educativos sin ir al baño, con el riesgo que para su salud supone aguantarse durante tantas horas –y más todavía si tienen la menstruación. Aun así, no se trata de una cuestión que solo sufran las personas LGBTI. La paruresis o síndrome de la vejiga tímida afecta al 5 % de las personas y supone la imposibilidad de mear o defecar en lavabos públicos o en presencia de otras personas. Esta circunstancia afecta más a los hombres que a las mujeres –en el caso de ellos, por la incomodidad de ser mirados; en el caso de ellas, porque las escuchen mear.

La falta de espacios de intimidad en los lavabos de hombres es un tema importante tanto para los hombres trans como para los hombres cis, puesto que muchos de ellos desean hacer sus necesidades en un lugar íntimo y aislado de las miradas y éste a menudo no existe o es muy limitado. Y no hablamos solo de mear. Por ejemplo, si un hombre quiere pintarse o retocarse la raya del ojo, ¿tiene un espejo en condiciones?, ¿o una repisa para dejar las cosas? Para qué tipo de hombre son la mayoría de lavabos actuales? A menudo también están más sucios que los de las mujeres y, en algunos casos, ya no es porque los hombres sean menos cuidadosos –que en general es así–, sino porque puede que sean limpiados con menos interés probablemente porque ser naturaliza que a los hombres les importa menos la pulcritud.

Otro tema para reflexionar es la asociación entre el mear de pie con la masculinidad. Y también la idea de incompletud que puede derivarse de mensajes como estos: los chicos mean de pie, las chicas no, o los chicos tienen penes, las chicas no. Lo que les puede llegar a las niñas y mujeres con estos mensajes es: soy chica porque no tengo pene o porque no puedo mear de pie. ¿Nos imaginamos definir la genitalidad masculina como la de alguien al que le falta alguna parte?

La profesora e investigadora de la Universidad de Mondragon, Amelia Barquin, nos aporta unas reflexiones[ii] muy interesantes sobre el diseño y el uso de los váteres escolares, y nos interroga sobre la dicotomía del mear de pie (niño) y sentado (niña). En infantil, ¿seguimos educando en la perpetuación del mear sentadas de las chicas y del mear de pie de los chicos? Y si les enseñamos así, ¿por qué lo hacemos? ¿Qué ventajas tiene? ¿Para quién son estas ventajas? Estas cuestiones se pueden compartir también con las familias.

Abrir un debate alrededor de estos interrogantes nos puede llevar a la decisión de enseñar a todo el mundo a mear sentado porque gracias al diálogo y a la reflexión nos damos cuenta de que los váteres no son solo espacios para deshacerse de residuos corporales, sino dispositivos (o tecnologías) de género, de creación y de vigilancia del género. No tenemos más que mirar las señales de la puertas de los baños y ver que éstas nos obligan a definirnos genéricamente. Y si no lo hacen los iconos, lo pueden hacer las personas usuarias interpelándonos: ¿qué haces aquí?, este no es tu lavabo; te has equivocado; si no te vas, llamaré a seguridad... En palabras de Barquín: es cómo si tuviéramos que entrar al váter a rehacer el género, más que a deshacernos de la orina o de las heces.

El filósofo Pol Preciado[iii] cuenta que la generalización de los urinarios para que los hombres mearan de pie se dio a principios del siglo XX, y la lectura que hace este autor es que la separación del mear-de pie-urinario frente al defecar-sentado-inodoro contribuye a la construcción de una masculinidad heterosexual, que separa la genitalidad de la analidad, es decir, diferencia al hombre heterosexual del hombre homosexual. Para Preciado, “mear de pie es una de las performances constitutivas de la masculinidad heterosexual moderna” y el urinario “no es tanto un instrumento de higiene como una tecnología de género que contribuye a la producción de la masculinidad en el espacio público. Por eso, los urinarios no están enclaustrados en cabinas opacas, sino en espacios abiertos a la mirada colectiva, puesto que mear-de pie-entre-hombres es una actividad cultural que genera vínculos de sociabilidad compartidos por todos aquellos que, al hacerlo públicamente, son reconocidos como hombres”.

Tal y como hemos comentado antes, los lavabos tradicionales obligan a los hombres a mear delante de otros hombres, una circunstancia que algunos no desean, sino que querrían hacer en la intimidad. Pero como todavía existe una socialización diferencial, para muchos, mear públicamente no es un problema –como sí que lo es para las chicas– y pueden no necesitar cerrar la puerta del váter porque están acostumbrados a hacerlo de manera pública. Esta cuestión no es inocua ya que, si no se les enseña a valorar la privacidad, porque la suya no se tiene en cuenta, les costará más aprender a respetar la privacidad de las demás personas.

¿Y qué pasa cuando hay resistencias en los chicos –o en sus familias– para mear sentados? ¿Les tenemos que obligar? ¿Es una decisión que tenemos que consensuar con las familias? Barquín considera que no se les tiene que preguntar si están de acuerdo con que la escuela enseñe a las criaturas a mear sentadas, puesto que es una decisión del claustro que tiene, además, una sólida fundamentación en el respeto a los derechos humanos, en especial en la defensa de la igualdad de género y de la diversidad. Lo que sí que debe hacer la escuela es comunicarlo y pedir colaboración: Hemos decidido que todas y todos mearemos sentados y os lo comentamos para que lo sepáis; y si veis que vuestro hijo se sienta, es porque en la escuela lo estamos trabajando.

Seguramente, habrá familias que se opondrán, preocupadas por la pérdida de masculinidad del hijo, puesto que, en una sociedad todavía misógina y patriarcal, hacer cosas de chicas o como las chicas es perder estatus. La masculinidad tradicional se construye sobre una triple negación: no hacer cosas de mujeres, no hacer cosas de gais y no hacer cosas infantiles. Una parte simbólica de esta masculinidad se sustenta en el hecho de no sentarse para mear, de no inclinarse, de no agacharse...; sino más bien en hacer todo lo contrario: mantenerse de pie, mostrar rectitud y fortaleza, etc., sin importar las consecuencias que puedan ocasionar en el entorno. 

Fijémonos en que los lavabos nos llevan a hablar de higiene, de la limpieza del propio cuerpo y del cuidado de los espacios comunes. ¿Enseñamos a los chicos a limpiarse el pene después de mear? ¿Les decimos que limpien las gotitas que caen por mear de pie? No hay duda de que mostrar a los hombres, desde bien pequeños, la importancia de cuidarse –y de no quedarse sucios después de mear– es fundamental para que sepan también cuidar. Y la mirada educativa y no binaria de la escuela sobre los váteres puede contribuir a la transformación de la masculinidad, además de ofrecer unos modelos diferentes a los de casa o el entorno para las criaturas y también un aprendizaje para las familias, que quizás nunca se hayan planteado las implicaciones que tienen los lavabos binarios o el mear de pie.

Si la transformación de la masculinidad no es una razón suficiente que justifique el mear sentados, podemos aportar la razón de peso de la limpieza y el hecho de que no hay ningún impedimento físico o desventaja para los hombres a la hora de sentarse. Si probamos a llenar una botella de agua con colorante y la echamos sobre un váter simulando que estamos meando de pie, veremos las gotitas por toda la taza, a pesar de que se tenga buena puntería. Y pensemos también en quien ha limpiado tradicionalmente los váteres: las mujeres. En este sentido, los váteres de pared garantizan más la limpieza que si se mea de pie en los váteres de suelo.

Las reflexiones sobre los WC no acaban ni mucho menos aquí porque el sexismo está muy presente tanto en el diseño arquitectónico como en el uso de los lavabos. Respecto al diseño, se suelen dedicar los mismos metros quadrados a unos y a otros, pensando que así es equitativo. Pero la realidad que nos encontramos son las largas colas que se producen en los lavabos de mujeres, producto de un sesgo de género que no tiene en cuenta las diferentes necesidades de éstas, puesto que ellas requieren más del doble de tiempo en el lavabo que los hombres porque el 25 % están menstruando, porque llevan una ropa más costosa de quitar o porque suelen limpiar el baño y limpiarse ellas mismas. Sabemos que no se trata de una discriminación intencional, pero cuando se diseñan los WC segregados y se da el mismo espacio a unos que a otras, no se está siendo equilibrado por las diferentes necesidades que acabamos de comentar. Respecto a los usos, fijémonos que las puertas de los lavabos suelen estar decoradas con pintadas de genitales –fundamentalmente penes– y con mensajes insultantes –generalmente hacia las chicas, circunstancia nada agradable.

Otro tema importante es el de los iconos que identifican el baño para hombres y para mujeres: una fuente de legitimación del binarismo, de reproducción de estereotipos e, incluso, de promoción de prácticas sexuales heterocentradas. Algunos ejemplos, que podemos ver en las imágenes del principio, son las siguientes:[iv] un tornillo y una rosca; una corbata y un zapato de tacón; un pene y una vulva; un lápiz y un sacapuntas; XY y XX, etc. En algunos casos, se busca la originalidad y podemos encontrar mensajes en los cuales se da por hecho que un hombre en el lavabo de mujeres siempre es una amenaza: “a) Si el género es masculino, entrad; el resto buscad la puerta de al lado; b) Si el género es femenino, entrad; el resto, alerta, seguridad.”[v] Hay otros ejemplos enormemente estereotipados, como el que pone ‘bla’ para los hombres y ‘bla, bla, bla, bla, bla…’ en el de mujeres, o incluso una mariposa para ellas y un escarabajo para ellos. Con estas señales, ¿cómo podemos explicar a una criatura a qué lavabo tiene que entrar? ¿No se nos cae la cara de vergüenza?

En apariencia, en la puerta de los WC encontramos señales que pretenden ser identificables; pero a la vez están marcando una corporalidad, una expresión y un comportamiento diferente para hombres y para mujeres que legitiman el sistema heteronormativo. Lejos de ser simples iconos, delimitan una frontera sexogenérica, acentúan las características clásicas y reproducen un modelo estereotipado de masculinidad y de feminidad en el cual no cabe cualquier persona. ¿Qué le pasará a una persona trans sin passing de género[vi] en un baño binario? ¿Y una no binaria? ¿Y una persona cis sin passing de género? Sin duda, el binarismo de los váteres es problemático para la diversidad y expulsa a aquellas personas que no lo reproducen de manera estereotipada. Por eso, a Cicconetti le gusta referirse a los lavabos, baños o váteres como 'binarios'. Y de aquí también el título de su conferencia: ¿Vamos al binario?

Además de lo que hemos comentado, la diversidad cultural, religiosa o funcional añaden complejidad a los lavabos.[vii] Por ejemplo, la religión musulmana establece una serie de indicaciones que no siempre se pueden cumplir en los váteres convencionales, como, por ejemplo, no orinar o defecar de cara a la Meca. En el corto The toilet (2017)[viii] podemos ver tres casos que muestran esta diversidad –una persona trans en el trabajo, una persona con diversidad funcional, y una musulmana que, por motivos religiosos, necesita lavarse los genitales después de usar el lavabo.

De igual manera, estudiar el origen y evolución de los lavabos públicos nos hace darnos cuenta de aquellos tiempos en que había lavabos para personas blancas y negras, no los había accesibles para personas con diversidad funcional o, simplemente, no existían para las mujeres, hecho que suponía una gran dificultad para su movilidad. Tal como señalan Sempol y Molano[ix], los baños segregados surgieron en la segunda mitad del siglo XIX, de la mano del desarrollo de normativas restrictivas en relación a los géneros, la normalización de la heterosexualidad y la patologización de la homosexualidad.

Al principio del artículo comentábamos que no solemos reflexionar sobre los lavabos si no es que tenemos a una persona trans en el aula. Efectivamente, la existencia de personas trans nos está haciendo plantearnos la posibilidad de convertir los binarios en váteres mixtos o no binarios. Aun así, hemos ido comentando muchas cuestiones que nos han hecho ver que no se trata solo de un problema de algunas personas LGBTI, sino de todo el mundo. Por eso, es importante abrir la reflexión en casa y en las aulas, y empezar por preguntarnos por qué tiene que haber lavabos segregados si en casa todo el mundo utiliza la misma taza. Después, podemos pensar alrededor de algunos de los temas mencionados, y es importante abordar el sexismo: ¿se tienen en cuenta las necesidades de las mujeres a la hora de diseñar los espacios?; ¿se dan las mismas pautas de aseo personal y de cuidado de los espacios compartidos a chicos y a chicas?; ¿por qué es menos masculino que un chico mee sentado?, ¿no sería mejor que todo el mundo lo hiciera?; ¿los baños segregados son respetuosos con las personas con genitales no normativos?

Además de pensar y debatir estas cuestiones, podemos convertir los lavabos en espacios expositivos educativos que, en contraste con los clásicos dibujos sexistas, muestren otras figuras, fotografías o ilustraciones de genitales diversos –por ejemplo, una exposición de vulvas y de clítoris (para compensar el desconocimiento del cuerpo femenino), o de genitales que no cumplen las medidas estándares. También podemos exponer dibujos o mensajes visibilizando la menstruación y empoderando a las niñas que la viven con vergüenza o con miedo. O imágenes de corporalidades diversas –con diversidad funcional, por ejemplo. Además, sería muy positivo que hubiera mensajes que hablaran de cuidado, de respeto, de privacidad, de consentimiento o de igualdad: No mires mi cuerpo sin permiso, respeta mi intimidad, yo respeto los cuerpos de otras personas, mear de pie no me hace más hombre, cuidemos este espacio compartido y dejémoslo limpio después de usarlo, etc. Y también podemos hacer exposiciones criticando las imágenes clásicas de los lavabos segregados.

Los lavabos son espacios que cubren necesidades diversas: micción, defecación, menstruación, limpieza, maquillaje, socialización, sexo... En los espacios de ocio (pubs, discotecas...), además de usarse ocasionalmente para el consumo de drogas o para tener sexo, son lugares seguros donde las chicas pueden socializar y compartir confidencias sin sufrir la insistencia o el ligoteo pesado de algunos chicos, y es importante atender estas cuestiones y la especificidad de las dinámicas machistas que se dan en los espacios públicos y de ocio. De hecho, una de los miedos que pueden aparecer cuando planteamos la existencia de lavabos mixtos, es la posibilidad de que se conviertan en un espacio más inseguro para las mujeres, y puede ser un peligro real que debemos atender en los lugares públicos. Aún reconociendo lo anterior, la violencia ya se manifiesta actualmente contra las mujeres siendo los lavabos segregados, y también la vemos en los lavabos masculinos ejercida contra niños o jóvenes con una expresión de género femenina o contra jóvenes trans. Estas violencias deben hacerse visibles y contrarrestarse, como mínimo, con medidas educativas en pro de masculinidades no violentas comprometidas con la igualdad. De todos modos, quienes educamos sabemos que el trabajo educativo es una tarea de largo recorrido, y no es suficiente hacer los baños mixtos y esperar a que las inseguridades desaparezcan mágicamente. De hecho, en algunos lugares se han convertido en mixtos y la gente ha seguido yendo a los mismos lavabos de siempre porque recordaba cuales eran, perpetuando la separación por sexos.

Vemos, pues, que desbinarizar los lavabos no es suficiente. Además del trabajo educativo, Amelia Barquín propone, si tenemos la posibilidad de hacerlo, repensar la arquitectura de los váteres, siguiendo los criterios siguientes: a) superar el binarismo, y hacer váteres para personas, no para chicos o chicas; b) respetar la intimidad, de forma que los chicos no se vean obligados a mear públicamente; c) procurar por la limpieza y c) garantizar la seguridad. ¿Cumplen nuestros lavabos estos criterios? En la escuela Ramón Bajo de Vitoria, por ejemplo, tienen puertas de entrada a los lavabos con cristales que permiten ver el interior, y dentro, hay cubículos individuales con váteres de suelo y también algún cubículo con váter de pared. Estos meaderos de pared se mantienen porque, aunque enseñemos a mear sentados, habrá niños que se negarán a hacerlo. En Alemania y en otros países del norte de Europa es habitual que los hombres meen sentados, pero en nuestro entorno todavía no es habitual y sabemos que hay resistencias. Desde la escuela, podemos plantearnos obligar o permitir la posibilidad de elegir. Por eso, que haya algunos váteres privados de pared da la libertad a quien quiera mear de pie mientras ve y aprende que hay hombres que mean sentados y que no pasa nada.

Todavía mejoraría más la arquitectura si hubiera cubículos con una pila dentro para lavarse (las manos, los genitales, la copa menstrual, etc.), y todos tuvieron perchas fuertes que permitieran aguantar la bolsa, la mochila, la chaqueta, etc. Sería fantástico también que cupieran las sillas de ruedas o un andador. Fijémonos que, en este caso, solemos encontrar, o bien un tercer lavabo para la diversidad funcional (sin especificar el género) o bien un lavabo masculino y uno que incluye a las mujeres, a las personas con silla de ruedas y el cambiador para bebés. Se refuerza así la idea de alteridad de las mujeres y de las personas con diversidad funcional, y la ausencia de la marca de género (y de sexualidad) de estas últimas.

Otro debate que podríamos abrir también es el del privilegio de tener lavabos diferenciados para profesorado y alumnado. Quizás en infantil y primaria podemos hablar de diferencias en el tamaño de los cuerpos; pero en secundaria ya no. ¿Qué ventajas y qué inconvenientes supondría compartirlos? ¿Nos hemos planteado que tal vez estarían más limpios y/o serían más seguros?

Para terminar, y como una imagen vale más que mil palabras, queremos contar que, detrás de la puerta del lavabo de mujeres de una localidad valenciana, había un póster decorativo que mostraba a un grupo de hombres con cámaras fotográficas en las manos y haciendo fotos a las potenciales usuarias del lavabo. Alguien rompió el póster y los propietarios del bar calificaron el hecho de violento, sin tener conciencia de lo que representaba la fotografía, como poco la naturalización de una masculinidad que no respeta la intimidad de las mujeres. ¿Es esta la masculinidad que queremos? La respuesta es claramente que no. Desgraciadamente, los lavabos binarios están contribuyendo a perpetuar el género porque nos obligan a definirnos antes de entrar y nos construyen también de una determinada manera. En realidad, se trata de unos espacios cotidianos que representan a la perfección un sistema sexo-género heteropatriarcal que nos marca desde la cuna. Por eso, reflexionar sobre las implicaciones de los binarios es una tarea educativa de primera magnitud que va mucho más allá de convertirlos en mixtos porque en nuestro centro hay una persona trans, intersex o agénero. Si el binarismo afecta en todo el mundo –y tenemos claro que es una fuente de discriminación y de desigualdad–, la reflexión tiene que ser colectiva para poder acabar con las desigualdades, y porque la inclusión, la inclusión de verdad, pasa por establecer medidas educativas que mejoren las vidas de todas las personas.

Rosa Sanchis, septiembre de 2022. 


[i] Conferència de Josefina Cicconetti: ¿Vamos al binario? Problematización y análisis de los baños desde la perspectiva de la justicia social y los derechos humanos (2021). Link: https://learning.elucidat.com/course/61c0f8d53e187-620bc9484afaa

[ii] El váter de la escuela. una reflexión sobre género, arquitectura y educación, Amelia Barquín, 2015. Link: https://acortar.link/walFmg

[iii] Font: Basura y Género. Mear/Cagar. Masculino/Femenino, Paul B. Preciado, 2006. Link: https://acortar.link/UFRax5

[iv] Imatges extretes del pinterest d’Inés Laborda García. Link: https://acortar.link/u2y87l 

[v] Missatge original en anglés: “If gender MALE, enter WC; else find next door. If gender FEMALE, enter WC; else, alert, SECURITY.”

[vi] Tindre passing significa que una persona trans té una aparença normativa que li permet ser vista com del gènere sentit.

[vii] Podem consultar l’article de la BBC: Los peculiares hábitos de higiene occidentales que resultan extraños en el resto del mundo (y hasta poco higiénicos). Christine Ro. BBC Future. 19 nov. 2019. Link: https://www.bbc.com/mundo/vert-fut-50399355

[viii] The toilet (2017). Link: https://www.youtube.com/watch?v=LT5MJW2yVE4 [4’16”].

[ix] Baños públicos La última segregación. Baños públicos moral, género y sexualidad en Uruguay. Diego Sempol y Malena Montano, 2018. Link: http://www.montevideo.gub.uy/sites/default/files/biblioteca/banospublicosaweb.pdf

[x] Entrada “Una mirada coeducativa i diversa sobre els lavabos” (13-9-22) Link: https://n9.cl/orqjp

13 de des. 2022

Audiovisuals infantils LGBTQ+

 

Quan som persones xicotetes, és importantíssim créixer amb representacions LGBTI que ens permeten poder viure una infància tranquil·la i sense culpa. El contrari, el que encara passa a l’actualitat, és que a les criatures diverses els coste trobar personatges amb els quals identificar-se, i no saben si els seues sentiments i gustos són normals, ja que no tenen referents. Tant de bo sentiren que també poden ser protagonistes de les històries, que poden conquistar la persona que estimen, que sent com són poden canviar l’entorn i, fins i tot, salvar el món.

Per a fer-ho possible, ací tenim una selecció de materials amb protagonistes LGBT.

Sèries amb protagonistes LGBT

She-ra and The Princesses of Power (Dreamworks/Netflix)

Aquest spin-off de Masters de l’Univers és una sèrie on els conceptes de bo i dolent (d’heroïna o malvada) van canviant a mesura que es desenvolupen els personatges i ens endinsem en les seues emocions. En l’univers de She-ra, trobem a personatges no binaris com Double Trouble, relacions lèsbiques com Netossa i Spinnerella, relacions gais com els pares de Bow o, fins i tot, relacions d’amistat que es transformen en romàntiques, com Glimmer i Bow o Catra i Adora. A més, hi ha diversitat de races, tant en qüestió de colors com de formes corporals: Frosta té trets asiàtics; Bow i els seus pares tenen trets africans, etc.

En el vídeo de youtube Catradora: The Kiss 😻 She-Ra and the Princesses of Power | Netflix After School, podem veure el bes de Gatia i Adora.


Steven Universe (Cartoon network)

Enfrontada a la censura en nombrosos països, aquesta sèrie ha sigut elogiada per la seua originalitat i per mostrar la primer boda lesbiana de l’animació infantil. Creada per Rebecca Sugar, el resultat és un producte inclusiu i normalitzador, un raig de llum en l’animació infantil.

L’arc argumental aprofundeix en l’atracció amorosa que hi ha entre Rubí i Safir, dues gemmes que, quan se fusionen, formen la gemma clàssica Granat. L’episodi 21 de la cinquena temporada (The Question), inclou la petició de matrimoni entre les protagonistes. Ací la podem veure el vídeo de youtube: Steven Universe | The Question | Cartoon Network

La directora digué en una entrevista: “Necessitem dir-los a les criatures que tenen un lloc al món. I hem de dir-los-ho ara perquè, si esperem a més tard, el dany ja estarà fet”. Ometre personatges LGBT significa assenyalar una part del públic com a personatge de segona categoria. “Quan cresquen, no voldran contar les seues pròpies històries perquè pensaran que no són apropiades, i tenen una bona raó per a pensar així, ja que han rebut aquest missatge durant tota la seua infància”.


The Owl House (Disney Channel)

La protagonista de la sèrie Casa Buho, Luz Nocedo, és nord-americana, d’ascendència dominicana, té 14 anys i és bisexual. Se sent atreta per personatges masculins, però també per femenins, com ocorre en dos capítols de la sèrie en els quals la jove viatja a una realitat paral·lela per a convertir-se en bruixa i es troba amb una jove, Amity, amb qui sorgeix l’espurna.

Luz i Amity ballen un agarrat perquè estudien en una acadèmia de fetilleria i el ball és una exhibició de poder amb el qual derrotar un monstre. La sèrie va gestant, capítol a capítol, un enemies-to-lovers entre les dues xiques. Així, al final de la segona temporada, la protagonista comparteix un romàntic bes amb la seua rival, reconvertida en amiga, primer, i en nóvia, després. Ací podem veure un fragment del ball: Amity & Luz Dance💃(Clip) / Enchanting Grom Fright / The Owl House


El Príncipe dragón (Netflix)

La sèrie està plena de personatges diversos i complexos, que van apareixent al llarg de les temporades com a secundaris. En la segona temporada tenim la parella formada per Annika i Neha, guerreres experimentades que regnen sobre Duren. A més, trobem la parella gai d’elfs Runaan i Etharia (amb beset inclòs a S3-E3) i altres relacions homosexuals com la de Janai i Amaya (amb petició matrimonial en S4-E1). I de bonus track heu de saber que la generala Amaya, tia d'un dels protagonistes, és una valenta i poderosa guerrera sorda que signa (apareix a S1-E4) i, seguint amb la diversitat funcional, hi apareix un capità cec, l'expirata Villads, que sap sentir el vent i olorar la terra. 

I això no és tot: el rei Harrow representa una masculinitat que evoluciona i deixa escrita una sentida carta al seu fillastre Callum, en S2-E6, (ací hi ha un fragment en anglés) on li explica que, front a la narrativa bèl·lica dels guerrers i les victòries, el poder està en la vulnerabilitat, en el perdó i en l’amor. En aquest E6 també apareixen les dues mares guerreres, Annika i Neha, i és per a no perdre-se'l.

The Bravest Knight

La sèrie de televisió infantil segueix Sir Cedric, un jove agricultor de carabasses que intenta convertir-se en un valent cavaller i es casa amb el príncep Andrew. Tenen una filla adoptiva de 10 anys, Nia, a qui ensenyen el valor de l’honor, la justícia i la compassió.

Ací podem veure el tràiler oficial de la sèrie: The Bravest Knight: Official Trailer • A Hulu Original


Curts amb protagonistes gais

Out (Steven Hunter, 2020)

El curt de Pixar i Disney ens parla obertament de la història d’un jove gai, Greg, que sap que ha arribat el moment de contar als seus pares que és homosexual i, de passada, presentar-los al seu nóvio, Manuel. El relat inclou un bes entre ambdós. El podem trobar en Disney Plus.


In a HeartBeat (Beth David i Esteban Bravo, 2017)

Aquest curt mut conta amb tendresa i sensibilitat la historia d’amor de dos xiquets, a més del patiment i les burles que reben. Ací tenim l’enllaç per a veure In a Heartbeat [4’]


Sèries amb personatges LGBT

The Loud House (Nickelodeon)

El canal de televisió Nickelodeon ha fet un pas al capdavant presentant, per primera vegada en la seua història, un matrimoni format per dos homes. El protagonista, Lincoln Loud, un xaval d'11 anys que viu a casa amb les seues deu germanes, rep la visita del seu amic Clyde McBride, qui arriba acompanyat dels seus dos pares. Just abans d'obrir la porta, Loud exclama "És el moment de fer història!", una picada d'ullet autoreferencial al fet que mai abans Nickelodeon havia mostrat una parella homosexual. Per si fora poc, els McBride són també un matrimoni interracial.

Arthur. En aquesta longeva sèrie infantil canadenca troben una boda gai entre Mr Ratburn i Patrick, en un episodi de la temporada 22. Mr. Ratburn és el mestre dels protagonistes i aquests, durant la cerimònia, només se sorprenen del fet que el profe sàpiga ballar. Ací podem veure l’escena de la cerimònia: Fragmento boda gay en la serie infantil ARTHUR.

My Litthe Pony. Creada per Hasbro en el Discovery Family Channel, hi veiem la parella de lesbianes, Aunt Holiday y Auntie Lofty, que cuiden d’un jove poni anomenat Scootaloo.
Hora de aventuras. En aquesta sèrie veiem la relació amorosa entre la princesa Chicle i la vampira Marceline, que inclou un bes de dames enamorades.

Una casa de locos. Dins d’aquesta família amb 11 criatures, veiem una de les germanes de Lincoln, Luna, que es revela com a bisexual i confessa el seu crush per Sam, una xica. L’esdeveniment no desperta la sorpresa de ningú a la casa.

Articles relacionats

Sèries adolescents

  • First Kill. Les protagonistes són una vampira i una caçadora de monstres lesbianes.
  • Heartbreak High. La protagonista, que té superpoders, està enamorada de la seua millor amiga.
  • HeartStopper. Història d’amor de dos adolescents que estudien al mateix institut.
  • Los 100. Sèrie postapocalíptica que inclou la parella lesbiana de Lexa i Clarke.
  • Sex Education. Sèrie amb diversos personatges i relacions homosexuals.
  • Ser o no ser. Sèrie protagonitzada per Joel, un adolescent trans de 16 anys que somia convertir-se en actor.  

13 de set. 2022

Una mirada coeducativa i diversa sobre els lavabos

Entrada en castellà ací.

La majoria de persones no ens parem a pensar sobre els lavabos i, quan ho fem, descobrim la complexitat amagada darrere d’aquests espais segregats. La investigadora i especialista argentina en estudis de gènere, Josefina Cicconetti,[i] ens convida a reflexionar sobre els lavabos fent-nos diverses preguntes: Què esperes d’un bany? En algun moment de la vida hi has tingut una experiència incòmoda? T’han dit alguna vegada que estaves al bany equivocat? Penses en el teu sexe, identitat de gènere o expressió abans d’entrar al bany? Evites anar al lavabo fora de casa?

La gent sol respondre que d’un lavabo espera: netedat, seguretat, tranquil·litat, intimitat, que dispose de tot allò necessari (paper, aigua, sabó...), etc. Pel que fa a les experiències incòmodes, aquestes són de diversa mena, des d’aquelles que fan referència a la falta de netedat i seguretat (el forrellat no funciona, no hi ha paper, no va la cadena...), fins a les situacions que tenen a veure amb la interacció amb altres persones: assetjament, agressió sexual, recriminacions per part d’altres d’estar al bany equivocat, ser descobertxs tenint-hi sexe, etc.

Aquestes situacions incòmodes ens donen pistes per a pensar que no solament les persones amb una expressió de gènere no normativa o trans pateixen als lavabos, sinó que les incomoditats afecten a tot el món. Per exemple, als lavabos poden passar-ho malament els hòmens que tenen criatures i no poden netejar els bebés perquè els canviadors estan generalment als lavabos marcats com a femenins. O poden tindre dificultats les dones amb fills barons prepúbers que, quan entren amb ells als lavabos de dones, són recriminades per altres i instades perquè els xiquets vagen a soles al d’hòmens. I el mateix podem dir dels pares amb filles menudes, que s’han de separar d’elles. 

Les incomoditats no es queden ací, ja que no tot el món se sent còmode usant els lavabos fora de sa casa. I els motius, a més de la por, poden ser la falta de netedat o la dificultat de compartir amb altres persones un fet tan íntim com la micció o la defecació. No hi ha dubte que moltxs joves trans, amb intersexualitats i també agèneres o no binarixs se senten incòmodes o poc segurxs havent d’anar als lavabos segregats, i algunxs d’ellxs passen el matí als centres educatius sense fer-ne ús, amb el risc que per a la seua salut suposa aguantar-se durant tantes hores –més encara si tenen la menstruació. Tanmateix, no es tracta d’una qüestió que només pateixen les persones LGBTI. La paruresi o síndrome de la veixiga tímida afecta al 5 % de les persones i suposa la impossibilitat de pixar o defecar en lavabos públics o en presència d’altres persones; fet que els passa més als hòmens que a les dones –en el cas d’ells, per la incomoditat de ser mirats; en el cas d’elles, perquè les escolten pixar.

La falta d’espais d’intimitat en els lavabos d’hòmens és un tema important que provoca que tant els hòmens trans com els homes cis que desitgen fer les seues necessitats en un espai íntim i aïllat de les mirades, no el tinguen o aquest siga molt limitat. Per exemple, si un home vol pintar-se o retocar-se la ratlla de l’ull, té un espill en condicions? Per a quin tipus d’home són la majoria de lavabos actuals? Sovint també estan més bruts que els de dones i, en alguns casos, no és perquè els hòmens siguen menys curosos, sinó perquè es netegen amb menys interés, fet que naturalitza que als hòmens els importa menys la netedat.

Un altre tema per a reflexionar és l’associació del pixar dret amb la masculinitat. I també la idea d’incompletesa que pot derivar-se de missatges com aquests: els xics pixen drets, les xiques no, o els xics tenen penis, les xiques no. El que els pot arribar a les xiquetes i dones és: soc xica perquè no tinc penis o perquè no puc pixar dreta. Ens imaginem definir la genitalitat masculina com qui no té alguna part?

La professora i investigadora de la Universitat de Mondragon, Amèlia Barquin, ens aporta unes reflexions molt interessants[ii] sobre el disseny i l’ús dels vàters escolars, i ens interroga sobre la dicotomia del pixar dret (xiquet) i assegut (xiqueta). En infantil, seguim educant en la perpetuació del pixar assegudes de les xiques i del pixar drets dels xics? I si els ensenyem així, per què ho fem? Quins avantatges té? Per a qui són aquests avantatges? Aquestes qüestions es podem compartir també amb les famílies.

Obrir un debat al voltant d’aquests interrogants ens pot portar a la decisió d’ensenyar a tot el món a pixar assegut perquè gràcies al diàleg i a la reflexió ens adonem que els vàters no són només espais per a desfer-se de residus corporals, sinó dispositius (o tecnologies) de gènere, de creació i de vigilància del gènere. No tenim més que mirar els senyals de la porta i veure que aquests ens obliguen a definir-nos genèricament. I si no ho fan les icones, ho poden fer les persones usuàries interpel·lant-nos: què fas ací?, aquest no és el teu lavabo; t’has equivocat; si no te’n vas, cridaré la seguretat... En paraules de Barquín, és com si haguérem d’entrar al vàter a refer el gènere, més que a desfer-nos de l’orina o de la femta.

El filòsof Pol Preciado[iii] conta que l’existència dels urinaris perquè els hòmens pixaren drets es van generalitzar a principis del segle XX, i la lectura que en fa aquest autor és que la separació del pixar-dret-urinari front al defecar-assegut-inodor contribueix a la construcció d’una masculinitat heterosexual, que separa la genitalitat de l’analitat, és a dir, diferencia l’home heterosexual de l’home homosexual. Per a Preciado, “pixar dret és una de les performances constitutives de la masculinitat heterosexual moderna” i l’urinari “no és tant un instrument d’higiene com una tecnologia de gènere que contribueix a la producció de la masculinitat en l’espai públic. Per això, els urinaris no estan enclaustrats en cabines opaques, sinó en espais oberts a la mirada col·lectiva, ja que pixar-dret-entre-hòmens és una activitat cultural que genera vincles de sociabilitat compartits per tots aquells que, en fer-ho públicament, són reconeguts com a hòmens”.

Tal com hem comentat abans, els lavabos tradicionals obliguen els hòmens a pixar davant d’altres, una circumstància que alguns no desitgen i que voldrien fer en la intimitat. Però com que encara hi ha una socialització diferencial, per a molts pixar públicament no és un problema –com si que ho és per a les xiques– i poden no necessitar tancar la porta del vàter perquè estan acostumats a fer-ho de manera pública. Aquesta qüestió no és innòcua ja que, si no se’ls ensenya a valorar la privacitat perquè la seua no es té en compte, els costarà més aprendre a respectar la privacitat de les altres persones. 

I què passa quan hi ha resistències en els xics –o en les seues famílies– per a pixar asseguts? Els hem d’obligar? És una decisió que hem de consensuar amb les famílies? Barquín considera que no se’ls ha de preguntar si estan d’acord que l’escola ensenye les criatures a pixar assegudes, ja que és una decisió del claustre amb una sòlida fonamentació en el respecte als drets humans, en especial la defensa de la igualtat de gènere i de la diversitat. El que sí que s’ha de fer és comunicar-ho i demanar col·laboració: Hem decidit que totes i tots pixarem asseguts i us ho comentem perquè ho sapigueu; i si veieu que el vostre fill s’asseu, és perquè a l’escola s’està treballant.

Segurament hi haurà famílies que s’hi oposaran, preocupades per la pèrdua de masculinitat del fill, ja que en una societat encara misògina i patriarcal, fer coses de xiques és perdre estatus. La masculinitat tradicional es construeix sobre una triple negació: no fer coses de dones, no fer coses de gais i no fer coses infantils. Una part simbòlica d’aquesta masculinitat se sustenta en el fet de no asseure’s per a pixar, no inclinar-se, no ajupir-se...; més aviat fer tot el contrari: mantenir-se dret, mostrar rectitud i fortalesa, etc., sense importar la netedat o la molèstia que es puga ocasionar en l’entorn. Fixem-nos que els lavabos ens porten a parlar d’higiene, neteja del propi cos i cura dels espais comuns. Ensenyem els xics a torcar-se el penis després de pixar? Els ensinistrem perquè netegen les gotetes que cauen de vegades per pixar drets? No hi ha dubte que mostrar als hòmens, des de ben menudets, la importància de cuidar-se –i de no quedar-se bruts després de pixar– és el primer pas perquè sàpiguen també cuidar. I la mirada educativa i no binària de l’escola sobre els vàters pot contribuir a la transformació de la masculinitat, a més d’oferir uns models diferents als de casa o l’entorn per a les criatures i també un aprenentatge a les famílies, que potser mai s’han plantejat les implicacions que tenen els lavabos binaris o el pixar dret.

Si la transformació de la masculinitat no és una raó suficient que justifique el pixar asseguts, podem aportar la raó de pes de la neteja i el fet que no hi haja cap impediment físic o desavantatge per als hòmens a l’hora d’asseure’s. Si provem a omplir una botella d’aigua amb colorant i la tirem sobre un vàter de peu simulant que estem pixant, veurem les gotetes per tota la tassa, malgrat que es tinga bona punteria. I pensem també qui ha netejat tradicionalment els vàters. En aquest sentit, els vàters de peu garanteixen més la netedat si es pixa dret.

Les reflexions sobre els WC no acaben ni molt menys ací perquè el sexisme està molt present tant en el disseny arquitectònic com en l’ús dels lavabos. Fixem-nos, en primer lloc, que les portes dels lavabos solen estar decorades amb pintades de genitals –fonamentalment penis– i amb missatges insultants –generalment cap a les xiques. També són un fet constatable les cues que es produeixen als lavabos de dones, producte d’un biaix de gènere que no té en compte les diferents necessitats d’aquestes, ja que elles requereixen més del doble de temps al lavabo que els hòmens perquè el 25 % estan menstruant o perquè duen una roba més costosa de llevar. No es tracta d’una discriminació intencional, però, quan es dissenyen els WC segregats i es dona el mateix espai a uns que a altres, no s’està sent equilibrat per les diferents necessitats que acabem de comentar.

Un altre tema important és el de les icones que identifiquen el bany per a hòmens i per a dones: una font de legitimació del binarisme, de reproducció d’estereotips i, fins i tot, de promoció de pràctiques sexuals heterocentrades. Alguns exemples, que podem veure en les imatges del principi, són les següents:[iv] un clau i una rosca; una corbata i una sabata de tacó; un penis i una vulva; un llapis i una maquineta de fer punta; XY i XX, etc. En alguns casos, es busca l’originalitat i podem trobar missatges en els quals es dona per fet que un home al lavabo de dones sempre és una amenaça: “a) Si el gènere és masculí, entreu; la resta busqueu la porta del costat; b) Si el gènere és femení, entreu; la resta, alerta, seguretat.”[v] Hi ha altres exemples enormement estereotipats, com el que posa ‘bla’ per als hòmens i ‘bla, bla, bla, bla, bla...’ en el de dones, o fins i tot una papallona per a elles i un escarabat per a ells. Amb aquestes senyalístiques, com podem explicar a una criatura a quin lavabo ha d’entrar i per quines raons tan vergonyoses?

En aparença, a la porta dels WC trobem senyals que pretenen ser identificables; però alhora estan marcant una corporalitat, una expressió i un comportament diferent per a hòmens i dones que legitimen el sistema heteronormatiu. Lluny de ser simples icones, delimiten una frontera sexogenèrica, accentuen les característiques clàssiques i reprodueixen un model estereotipat de masculinitat i de feminitat en el qual no hi cap qualsevol persona. Què li passarà a una persona trans sense passing[vi] de gènere en un bany binari? I una no binària? I una persona cis sense passing de gènere? Sense dubte, el binarisme dels vàters és problemàtic per a la diversitat i expulsa aquelles persones que no el reprodueixen de manera estereotipada. Per això, a Cicconetti li agrada referir-se als lavabos, banys o vàters com a binaris. I d’ací també el títol de la seua conferència: ¿Vamos al binario?

A més del que hem comentat, la diversitat cultural, religiosa o funcional afegeixen complexitat als lavabos.[vii] Per exemple, la religió musulmana estableix una sèrie d’indicacions que no sempre es poden complir en els vàters convencionals, com ara, no orinar o defecar de cara a la Meca.  En el curt The toilet (2017)[viii] podem veure tres casos que mostren aquesta diversitat –una persona trans al treball, una persona amb diversitat funcional, i una musulmana que, per motius religiosos, necessita llavar-se els genitals després d’usar el lavabo.

D’igual manera, estudiar l’origen i evolució dels lavabos públics ens fan adonar-nos de temps en què hi havia lavabos per a persones blanques i negres, no els hi havia accessibles per a persones amb diversitat funcional o, simplement, no existien per a les dones, fet que suposava una gran dificultat per a la seua mobilitat. Tal com assenyalen Sempol i Molano,[ix] els banys segregats sorgiren en la segona meitat del segle xix, de la mà del desenvolupament de normatives restrictives en relació als gèneres, la normalització de l’heterosexualitat i la patologització de l’homosexualitat.

Al principi de l’article comentàvem que no solem reflexionar sobre els lavabos si no és que tenim una persona trans a l’aula. Efectivament, l’existència de persones trans ens està fent plantejar-nos la possibilitat de convertir els binaris en vàters mixtos o no binaris. Tanmateix, hem anat comentant moltes qüestions que ens han fet veure que no es tracta només d’un problema d’algunes persones LGBTI, sinó de tot el món. Per això, és important obrir la reflexió a casa i a les aules, i començar per preguntar-nos per què ha d’haver lavabos segregats si a casa tot el món utilitza la mateixa tassa. Després, podem pensar al voltant d’alguns dels temes esmentats, i és important començar pel sexisme: es tenen en compte les necessitats de les dones a l’hora de dissenyar els espais?; es donen les mateixes pautes de neteja personal i de cura dels espais compartits a xics i a xiques?; per què ha de ser signe de masculinitat pixar dret?, no podria tot el món pixar assegut?; són respectuosos amb les  persones amb genitals no normatius els banys segregats? 

A més de pensar i debatre al voltant d’aquestes qüestions, podem convertir els lavabos en espais expositius educatius que, en contrast amb els clàssics dibuixos sexistes, mostren altres figures, fotografies o il·lustracions de genitalitats diverses –per exemple una exposició de vulves i de clítoris (per a compensar el desconeixement del cos femení), o de genitals que no compleixen les mesures estàndard (de persones amb característiques intersexuals, per exemple). També podem exposar dibuixos o missatges visibilitzant la menstruació i empoderant les xiquetes que la viuen amb vergonya o por. O imatges de corporalitats diverses –amb diversitat funcional, per exemple. A més, seria molt positiu que hi haguera missatges que parlaren de cura, de respecte, de consentiment o d’igualtat: No mires el meu cos sense permís, respecta la meua intimitat, jo respecte els cossos d’altri, pixar dret no em fa més home, cuidem aquest espai compartit i deixem-lo net després d’usar-lo, etc. I també podem fer exposicions criticant la senyalística clàssica dels lavabos segregats.

Els lavabos són espais que cobreixen necessitats diverses: micció, defecació, menstruació, neteja, maquillatge, socialització, sexe... En els espais d’oci (pubs, discoteques...), a més d’usar-se ocasionalment per al consum de drogues o tindre sexe, són llocs segurs on les xiques poden socialitzar i compartir confidències sense patir la insistència o el lligar pesat d’alguns xics, i és important atendre aquestes qüestions i l’especificitat de les dinàmiques masclistes que es donen en els espais públics i d’oci. De fet, una de les pors que pot aparéixer quan plantegem l’existència de lavabos mixtos és la possibilitat que esdevinguen un espai més insegur per a les dones, i pot ser un perill real que hem d’atendre. Amb tot, aquesta ja es manifesta actualment contra les dones amb els lavabos segregats, i també la veiem en els lavabos masculins contra els xiquets o joves amb una expressió de gènere femenina o contra els joves trans. Aquestes violències s’han de visibilitzar i contrarestar amb mesures educatives com ara el treball per unes masculinitats no violentes compromeses amb la igualtat. Tanmateix, les persones educadores sabem que el treball educatiu és una feina de llarg recorregut i que no és suficient fer els banys mixtos i esperar que les inseguretats desapareguen màgicament. De fet, en ocasions s’han convertit en mixtos i la gent ha seguit anant als mateixos lavabos de sempre, perpetuant la separació per sexes.

Veiem, doncs, que desbinaritzar els lavabos no és suficient. A més del treball educatiu, i si tenim la possibilitat de fer-ho, Amèlia Barquín proposa repensar l’arquitectura dels vàters, seguint els criteris següents: a) superar el binarisme, i fer vàters per a persones, no per a xics o xiques; b) respectar la intimitat, de manera que els xics no es vegen obligats a pixar públicament; c) procurar per la netedat i c) garantir la seguretat. Compleixen els nostres lavabos aquests criteris? A l’escola Ramón Bajo de Vitòria, per exemple, tenen portes d’entrada als lavabos amb vidres que permeten veure’n l’interior i, a dins, cubicles individuals amb vàters de terra i també algun cubicle amb vàter de paret. Aquests pixadors de paret es mantenen perquè, encara que ensenyem a pixar asseguts, hi haurà xiquets que es negaran a fer-ho. A Alemanya i a altres països del nord d’Europa és habitual que els hòmens pixen asseguts, però al nostre entorn encara no és habitual i sabem que hi ha resistències. Des de l’escola, podem plantejar-nos obligar o permetre la possibilitat de triar. Per això, que hi haja alguns vàters privats de paret dona la llibertat a qui vulga pixar dret mentre veu i aprén que hi ha hòmens que pixen asseguts i no passa res.

Encara millorarien més l’arquitectura si hi haguera cubicles amb una pica per a llavar-se (les mans, els genitals, la copa menstrual, etc.), i tots tingueren perxes fortes que permeteren aguantar la bossa o la motxilla, la jaqueta... Seria fantàstic també que hi caberen les cadires de rodes. Fixem-nos que, en aquest cas, solem trobar, o bé un tercer lavabo per a la diversitat funcional (sense especificar el gènere) o bé un lavabo masculí i un que inclou les dones, les persones amb cadira de rodes i el canviador per a bebés. Es reforça així la idea d’alteritat de dones i persones amb diversitat funcional i l’absència de la marca de gènere (i de sexualitat) d’aquestes últimes.

Un altre debat que podríem obrir també és el del privilegi de tindre lavabos diferenciats per a professorat i alumnat. Potser a infantil i primària podem parlar de diferències en la grandària dels cossos; però en secundària ja no. Quins avantatges i quins inconvenients suposaria compartir-los? Estarien més nets? Serien més segurs?      

Per a acabar, i com que una imatge val més que mil paraules, volem contar que, darrere de la porta del lavabo de dones d’una localitat valenciana, hi havia un pòster decoratiu que mostrava un grup d’hòmens amb càmeres fotogràfiques a les mans i fent fotos a les potencials usuàries del lavabo. Algú trencà el pòster i els propietaris del bar qualificaren el fet de violent, sense tindre consciència del que representava la fotografia, com a poc la naturalització d’una masculinitat que no respecta la intimitat de les dones. És aquesta la masculinitat que volem? La resposta és clarament que no. Malauradament, els lavabos binaris estan contribuint a perpetuar el gènere perquè ens obliguen a definir-nos abans d’entrar i ens construeixen també d’una determinada manera. En realitat, es tracta d’uns espais quotidians que representen a la perfecció un sistema sexe-gènere heteropatriarcal que ens marca des del bressol. Per això, reflexionar sobre les implicacions dels binaris és una tasca educativa de primera magnitud que va molt més enllà de convertir-los en mixtos perquè al nostre centre hi ha una persona trans, intersex o agènere. Si el binarisme afecta a tot el món –i tenim clar que és una font de discriminació i de desigualtat–, la reflexió ha de ser col·lectiva per a poder acabar amb les desigualtats i perquè la inclusió, la inclusió de veritat, passa per establir mesures educatives que milloren les vides de totes les persones.



[i] Conferència de Josefina Cicconetti: ¿Vamos al binario? Problematización y análisis de los baños desde la perspectiva de la justicia social y los derechos humanos (2021). Link: https://learning.elucidat.com/course/61c0f8d53e187-620bc9484afaa

[ii] El váter de la escuela. una reflexión sobre género, arquitectura y educación, Amelia Barquín, 2015. Link: https://acortar.link/walFmg

[iii] Font: Basura y Género. Mear/Cagar. Masculino/Femenino, Paul B. Preciado, 2006. Link: https://acortar.link/UFRax5

[iv] Imatges extretes del pinterest d’Inés Laborda García. Link: https://acortar.link/u2y87l  

[v] Missatge original en anglés: “If gender MALE, enter WC; else find next door. If gender FEMALE, enter WC; else, alert, SECURITY.”

[vi] Tindre passing significa que una persona trans té una aparença normativa que li permet ser vista com del gènere sentit.

[vii] Podem consultar l’article de la BBC: Los peculiares hábitos de higiene occidentales que resultan extraños en el resto del mundo (y hasta poco higiénicos). Christine Ro. BBC Future. 19 nov. 2019. Link: https://www.bbc.com/mundo/vert-fut-50399355

[viii] The toilet (2017). Link: https://www.youtube.com/watch?v=LT5MJW2yVE4 [4’16”].

[ix] Baños públicos La última segregación. Baños públicos moral, género y sexualidad en Uruguay. Diego Sempol y Malena Montano, 2018. Link: http://www.montevideo.gub.uy/sites/default/files/biblioteca/banospublicosaweb.pdf